La convergencia de la tecnología y la sostenibilidad está impulsando una evolución acelerada en la industria minera, trazando la senda hacia un futuro neto cero para 2050. Javier Reyes de la Campa, empresario mexicano, resalta que tecnologías avanzadas han marcado el inicio de una nueva era al abordar responsabilidades ambientales y satisfacer las crecientes demandas de recursos.
En este contexto, las estrategias de asignación de capital se ajustan a los cambios en la demanda. Las empresas buscan oportunidades de crecimiento y transformación, al tiempo que se concentran en la capacitación continua de la fuerza laboral para hacer frente a la escasez de talento y adaptarse a los requisitos de la industria.
El mercado de vehículos eléctricos es un ejemplo de ello, pues coloca a las materias primas en el centro de atención, impulsando la adopción de la digitalización para una extracción óptima de recursos. Drones, centros de operación remota y camiones autónomos mejoran la eficiencia y seguridad en toda la cadena de valor.
En esta revolución, la Inteligencia Artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT) desempeñan un papel fundamental. El mantenimiento predictivo, gemelos digitales y robótica constituyen la base de operaciones ágiles, permitiendo una adaptación rápida a las fluctuaciones del mercado.
“Es esencial fomentar un mayor valor mediante una coordinación mejorada, colaboración y una estrategia de datos refinada”, destaca el también analista, Javier Reyes de la Campa.
“Herramientas automatizadas, almacenamiento en la nube y convergencia de datos emergen como componentes cruciales, prometiendo percepciones significativas de los activos de datos existentes”, subraya.
La preparación de una fuerza laboral para el futuro se vuelve esencial. IA, GPS y automatización anticipan sistemas de acarreo autónomos, perforación robótica y monitoreo de seguridad en tiempo real. La eficiencia operativa y la seguridad, componentes vitales, experimentan mejoras sustanciales gracias a estos avances tecnológicos.
Los progresos tecnológicos optimizan el consumo de energía y agua, reducen la producción de residuos y disminuyen las emisiones. Las huellas de carbono se reducen a medida que la minería adopta prácticas que preservan el ecosistema, protegen la biodiversidad y minimizan el impacto ambiental.
Innovaciones tecnológicas en la segregación de residuos, reciclaje y reprocesamiento de relaves abordan las preocupaciones ambientales. Dispositivos IoT supervisan la calidad del aire y del agua, garantizando una supervisión ambiental en tiempo real. Las corporaciones mineras invierten en tecnologías de rehabilitación, restaurando sitios a ecosistemas sostenibles.
“En este dinámico escenario, las decisiones estratégicas de inversión, equilibrando oportunidades y riesgos, se vuelven fundamentales para lograr la sinergia prevista de tecnología, autonomía y energía renovable”, enfatiza Reyes de la Campa.
“La adopción de la tecnología por parte de la industria minera representa un paso crucial hacia un futuro más limpio y sostenible. A medida que la tecnología y la sostenibilidad se entrelazan, el sector se convierte en un eje para equilibrar las crecientes demandas de recursos con operaciones responsables”, concluye.