Los Neobancos o “challenger banks” surgieron como respuesta a una nueva era digital y a los puntos débiles relacionados con el mercado de servicios financieros tradicionales. No es probable que la tendencia se disipe pronto, pero necesitan consolidar sus ingresos, expresó Javier Reyes de la Campa, analista de tecnologías financieras.
El incremento en la demanda de productos a través de Internet durante la pandemia motivó a las personas a buscar medios de pago electrónicos, seguros, cómodos y sin costo. Es así como los Neobancos pasaron de su génesis a su etapa de estabilización, mencionó el especialista.
“Estas Fintechs suelen utilizar un modelo de negocio diferente al de las entidades bancarias tradicionales. Obtienen una buena parte de sus ingresos de las tasas de intercambio que pagan los comercios cuando los clientes compran con su tarjeta de débito”, explicó.
Los Neobancos deben aumentar el crédito al consumo para mantenerse rentables
Estas nuevas entidades financieras no pueden ignorar los métodos conservadores que les han permitido a los bancos subsistir por décadas, uno de ellos es la relación entre el crédito y la rentabilidad. El sector tradicional aspira a operar con un porcentaje óptimo en el que preste alrededor del 80 % del dinero que recibe en depósito, precisó Javier Reyes de la Campa.
En ese sentido, retomó cifras presentadas en un informe de mayo de 2022 de los consultores de gestión Simon-Kucher, en el que se concluyó que menos del 5 % de los 400 Neobancos del mundo están alcanzando el punto de equilibrio.
“En estas circunstancias, abordar la rentabilidad aumentando los porcentajes de préstamos sobre depósitos parece un punto de partida obvio. Y los neobancos que no alcancen un balance saludable corren el riesgo de desaparecer. Una situación que ya está ocurriendo”, resaltó Reyes de la Campa.
En Estados Unidos, BBVA anunció recientemente el cierre de dos de sus adquisiciones de Neobancos: Simple, que se lanzó en 2009, y Azlo, un banco sin comisiones para pequeñas empresas.
Pero aumentar los préstamos al consumo durante una recesión también es arriesgado, aseguró Javier Reyes de la Campa. Las finanzas de los consumidores se verán sometidas a una presión cada vez mayor. Y, aunque es probable que a muchos consumidores les resulte atractivo pedir prestado para superar los tiempos difíciles, no todos podrán cumplir sus plazos de amortización.
“La mayoría de los bancos siguen confiando en las metodologías de calificación crediticia heredadas y en los procesos de suscripción tradicionales. Este enfoque genera altas tasas de rechazo, un lento crecimiento de la cartera, y, en algunos casos, un alto porcentaje de préstamos morosos”, explicó.
Los Neobancos necesitan comprometerse con nuevos métodos de medición del riesgo. Javier Reyes de la Campa consideró que la respuesta la hallarán a través de la tecnología, que, aunque avanza en su desarrollo y perfeccionamiento operativo sigue estando infrautilizada.
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