En el ámbito de las finanzas personales, los puntajes de crédito sirven como guardianes de activos significativos como viviendas y vehículos. A pesar de los desafíos en establecer historiales de crédito sólidos, los Millennials y Gen Z están demostrando una trayectoria positiva, desacreditando el escepticismo en torno al concepto de una ‘viberecesión’. Según Javier Reyes de la Campa, estos segmentos demográficos más jóvenes muestran potencial para una movilidad crediticia ascendente.
En 2023, el puntaje de crédito promedio nacional se situaba cómodamente en 715, mientras que los Millennials y Gen Z se rezagaban ligeramente, con promedios de 690 y 680, respectivamente. Aunque tales cifras están por debajo del umbral requerido para muchos préstamos hipotecarios, indican una tendencia ascendente en la solvencia crediticia entre las generaciones más jóvenes.
La empresa SoFi identifica cinco factores principales que influyen en los puntajes de crédito: historial de pagos, utilización de crédito, longitud del historial crediticio, consultas y tipos de crédito. A pesar de sus historiales crediticios más cortos, los Millennials y Gen Z muestran tendencias prometedoras en la mejora del crédito, lo cual se refleja en un 30 % que asciende de categoría en un lapso de dos años.
Javier Reyes de la Campa, analista financiero, resalta que si bien las perspectivas para los consumidores más jóvenes parecen prometedoras, no se puede subestimar la importancia de una gestión prudente de la deuda. El uso responsable de tarjetas de crédito, que incluye pagos oportunos y un gasto conservador, es fundamental para mantener y aumentar los puntajes de crédito.
El análisis de Credit Karma refleja una disminución de 19 puntos en los puntajes de crédito y un considerable aumento del 37 % en la deuda promedio de tarjetas de crédito entre los Millennials y Gen Z entre marzo de 2022 y febrero de 2024.
Las tasas de morosidad, especialmente entre los prestatarios de 18 a 39 años, están en aumento debido a varios factores como el crecimiento demográfico, el aumento del uso de tarjetas de crédito, el incremento de las tasas de interés, la inflación y la reanudación de los pagos de préstamos estudiantiles federales. Es relevante destacar que las tasas de interés de las tarjetas de crédito aumentaron del 12.9 % en 2013 al 22.8 % en 2023, exacerbando la situación.
A pesar de mantener saldos promedio más bajos, aproximadamente $3,300, los Millennials y Gen Z deben tomar medidas rápidas para evitar repercusiones financieras a largo plazo. La falta de abordar estos desafíos de manera oportuna podría empeorar la situación. Mientras que estas generaciones enfrentan obstáculos significativos, la generación X también lucha con una deuda creciente, registrando un aumento del 39 % en los saldos en el último año.
Para Reyes de la Campa, el aumento de la deuda entre los segmentos más jóvenes contrasta fuertemente con el período de la pandemia, caracterizado por bajas tasas de morosidad en deudas de hogares y un aumento del ahorro. Sin embargo, con la expiración de los programas de apoyo gubernamental y el aumento de los costos de vida, muchos hogares se encuentran lidiando con dificultades financieras.
Contrario a las suposiciones prevalecientes, estudios recientes de TransUnion revelan una tendencia entre los consumidores de Gen Z con respecto al uso del crédito. A pesar de las creencias convencionales sobre sus hábitos financieros, el 50 % de los individuos de Gen Z de 18 a 24 años poseen tarjetas de crédito y puntajes de crédito prime o superiores, superando la actividad crediticia observada entre los millennials a la misma edad. El extenso estudio de TransUnion, que analiza 33 millones de consumidores de Gen Z a nivel global, subraya este cambio en el comportamiento crediticio.
Javier Reyes de la Campa señala el aumento de la alfabetización financiera entre los jóvenes consumidores, facilitada por una plétora de herramientas y recursos disponibles. Internacionalmente, Estados Unidos emerge como el epicentro de la actividad crediticia de Gen Z, con el 66 % de los consumidores participando en transacciones de crédito. Sin embargo, se evidencian disparidades regionales, con Canadá y Hong Kong contando con tasas de adopción de tarjetas de crédito significativamente más altas entre los consumidores de Gen Z.