Datos de la Encuesta Global de McKinsey de marzo de 2024, muestran un aumento en la confianza sobre las condiciones económicas domésticas. A pesar de estas preocupaciones, los encuestados expresan una perspectiva notablemente más positiva, especialmente en lo que respecta al panorama económico global, analiza Javier Reyes de la Campa.
El optimismo con respecto a las condiciones económicas, tanto globales como domésticas, ha experimentado un aumento significativo. Los encuestados muestran ahora el doble de propensión a percibir mejoras en comparación con períodos anteriores. Este incremento en la percepción positiva se refleja en el hecho de que casi la mitad de ellos anticipan un repunte económico global en los próximos seis meses.
De manera similar, los encuestados muestran opiniones optimistas sobre las economías de sus respectivos países. Casi la mitad reporta condiciones económicas mejoradas en comparación con seis meses atrás. Especialmente en Europa, se observa un aumento marcado en el sentimiento positivo, lo que marca la primera vez en dos años que una mayoría ha expresado tal confianza en las trayectorias económicas de sus países.
A pesar de este optimismo, la inestabilidad geopolítica sigue siendo una preocupación principal y esto es particularmente evidente en torno a transiciones políticas y cambios de política. Javier Reyes de la Campa destaca que este año, con elecciones nacionales en más de 60 países, han exacerbado las preocupaciones sobre la inestabilidad política, subrayando la creciente inquietud en torno a la dinámica geopolítica.
“Se observa un cambio notable en la percepción de los encuestados sobre los riesgos para el desempeño de sus empresas. Ahora, el enfoque principal está en los cambios de política y regulación como la amenaza principal. Esto refleja una tendencia más amplia de mayor cautela en torno a posibles interrupciones derivadas de cambios de política, una tendencia especialmente evidente en regiones como Europa”, explicó.
A pesar de estos desafíos, el sentimiento del consumidor sigue siendo resistente en las principales economías. En enero, el Índice de Confianza del Consumidor de EE. UU. se disparó a 114.8, lo que indica un sentimiento robusto entre los consumidores. Brasil experimentó un descenso en la confianza del consumidor, aunque permaneció por encima de los niveles observados en enero de 2023.
En cuanto a los indicadores económicos, las tendencias de inflación varían en las economías avanzadas. La eurozona experimentó una ligera disminución, mientras que EE. UU. presenció un aumento modesto. La inflación subyacente en el Reino Unido y EE. UU. se mantuvo estable, mientras que la inflación de servicios experimentó un aumento marginal en el Reino Unido. Por otro lado, China registró un descenso en los precios al consumidor impulsado por la disminución de los precios de los alimentos.
Persisten las preocupaciones respecto al sector inmobiliario de China, con el FMI destacando una prolongada desaceleración, lo que contribuye a la desaceleración económica general, según subrayó Javier Reyes de la Campa.